Los laboratorios internacionales son los principales responsables del alto costo de los medicamentos de marca o innovadores en nuestro país. Al respecto, los legisladores de la Comisión Mixta presentaron un débil articulado para fijar el precio máximo industrial de ciertos medicamentos.  

En vez de corregirse el abuso de las farmacéuticas transnacionales, el precio de entrada de los fármacos, se están introduciendo más distorsiones al mercado, pues los laboratorios podrán aumentar el precio de los más baratos y el de los más caros mantenerlos dentro del rango actual -que ya es abusivo- previendo, además, el reajuste del IPC de los próximos tres años.

Tomemos como ejemplo el precio de la Insulina. Uno de estos laboratorios lo vende a las farmacias a un precio de $24.800  y a Cenabast a $2.086. Lo que este articulado dice es que este fármaco deberá ser vendido a nuestro país a un precio único, tanto al sector público como al sector privado, fijado por el mismo laboratorio. Pues bien, ¿cuál será el precio que este laboratorio le fijará a la insulina?, ¿será el resultado de cálculos de rentabilidad del producto? o ¿una media?

Nadie lo sabe, ni los legisladores que defienden esta moción, solo lo sabe el laboratorio y sus CEOS sentados en alguna lujosa oficina de un país del primer mundo ajeno a la realidad de nuestro país latinoamericano, cada vez más empobrecido tras el azote de la pandemia. Cómo sea, en este escenario lo más probable es que el Estado comprará más caro y las farmacias casi al mismo precio del actual, sin dar solución a mejorar el acceso de este medicamento.

Por ello, es fundamental que nuestros legisladores abran la discusión de fijación de precios instalada solo a fines de diciembre en el debate de este proyecto de ley. No es cierto que este tema lleve 4 años tratándose en el seno del Congreso. Lleva pocos meses. Y, en este tiempo, aún no han podido responder a la pregunta de cuánto bajarán los precios con la fijación de precios que proponen. Porque, están haciendo apuestas de ludópatas a costa de la subsistencia de la red privada independiente de dispensación, las farmacias pymes.

Así las cosas, sin experiencias internacionales exitosas ni estudios de las mejores fórmulas a nivel internacional para bajar el precio de los medicamentos, nuestros legisladores están propiciando mayor poder de las transnacionales en materia de fijación de precio.

Chile se merece una buena regulación. Para ello, se debe tratar este tema en un nuevo proyecto con estudios completos y no parciales como ha presentado la Fiscalía Económica que solo analizó el mercado de medicamentos OTC siendo estos los más baratos de la región y dónde no está el problema del gasto de bolsillo de los chilenos y chilenas.

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